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martes, 9 de julio de 2013

Flia. Molinari

Siempre digo, que soy un afortunado en los viajes que hago, al margen del viaje en sí. Quiero contarles una historia real, que me ocurrió durante el crucero por medio oriente. Un día, recabando información para bajar en el puerto de Aqaba en Jordania, se acerca una señora que estaba fuera de la cola, me pide si puede escuchar mis preguntas, pues ella también quiere preguntar algo parecido. Le digo que con mucho gusto compartiremos las preguntas y repuestas, ella pregunto por petra. Cuando nos retiramos, le digo Sra. Este viaje vale la pena. Me contestó, que tenía un gran problema y me invitó a conocer a su esposo. Detrás de una columna de mármol había un Sr. En silla de ruedas. Nos presentamos y el Sr. Le dice a su esposa: “-¿susana sacaste el tours a petra?” Ella le contesta: “-Daniel como voy a ir a petra y dejarte solo 16 hs. ¿quién te llevará a almorzar, cenar y fumar en la cubierta?” Cuando terminó la conversación les digo: -ya que ustedes me permitieron escuchar esta conversación, les pido si me permiten una sugerencia. -la Sra. Accedió- le dije: -Sra. Ud. Está a 300 km. De petra, el día que quiera volver tendrá que hacer mas de 20 mil km. ¡hágalo ahora! La Sra. Me contesto: “-Sr. ¿y qué hago con mi marido?” Le dije: -Sra. Ud. Viaje que de su marido me encargo yo. La Sra. Me dice: “-Sr. Ud. Pensaba bajar en Aqaba.” -es cierto Sra., pero si tengo que renunciar a bajar en Aqaba para que Ud. Viaje y conozca petra lo haré. Pero quédese tranquila, que mañana bajaré en Aqaba y lo haré con su esposo, alquilaré un taxi, recorreremos Aqaba, luego almorzaremos y regresaremos al barco. Ella me dice: “-Ud. Sabe lo que es andar con una persona en sillas de ruedas”. -por suerte nunca he tenido la desgracia de tener esa situación, pero no debe tan difícil desde el momento que la veo todos los días manejando la silla ¡y aceptaron! Al otro día bajamos en Aqaba, alquilamos un taxi para 3 hs. De recorrido, al rato el taxista nos dice que a una hora de allí comenzaba el desierto, como buen aventurero me gustó, y le dije al sr: -¿qué te parece Daniel, te animás? Vos sos el que mandás Eduardo. Y allá fuimos. Al rato de andar nos encontramos con dos camellas con crías. El beduino se bajo con una botella y la empezó a ordeñar y a tomar leche, que es riquísima, casi como leche condensada, le tomé muchas fotos, y él a mí, ordeñando, algo impensado en medio del desierto, después nos encontramos con otros beduinos que nos convidaron con te y leche de camella con miel, por mi parte los convide con habanos de cuba, uno de ellos dijo: “-Fidel”. Cuando les quise dar fugo para encenderlo no quisieron, pues pensaban hacer un cuadro. Daniel no podía creer, que en sus condiciones podía estar en ese lugar. A la noche llegó su esposa desesperada por saber de su esposo, nos encontró en el comedor tomando champagne para festejar su odisea. Desde ese momento fuimos inseparables y además me dijo: “-Eduardo, a partir de ahora sos mi padre” el es de arrecifes, un industrial textil. Terminamos siendo muy amigos, a punto tal, que desde el barco me invitaron a ir a visitarlos a arrecifes. El viernes y por días los visité, me llenaron de agasajos presentándome a sus amigos que agradecían mi actitud solidaria, se lo contaron a todos sus amigos, el sábado hicieron un asado, quedé sorprendido por tanta amabilidad y muestras de afecto que recibí. Una flia. Muy agradecida, que me ha manifestado que ya soy parte de su flia. A mí me llena de orgullo y satisfacción que me consideren de esa forma. Además de este relato publicaré también todas las fotos posibles y sobre todo las del desierto como testimonio y decisión de hacerlo de un hombre en esas condiciones, realmente admirable.











Eduardo Manuel Gimenez
Piloto aviador
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