En un viaje que realicé a Italia, estando en Florencia, mi esposa Blanca me pidió que fuera hasta Assisi para filmar y fotografiar las pinturas del Giotto. Primeramente fui a Perugia, luego a Assisi que, por los carteles que leí, la llaman la "Belén de Italia".
A mi llegada tuve un experiencia lamentable con un fraile muy anciano, español, muy reaccionario y franquista. Se enojó muchísimo impidiéndome continuar la filmación por el hecho del faltarle el respeto. Le hice notar que la RAI había realizado con anterioridad, un documental "La Colinas del Salvador", teniéndo este último fines comerciales. Yo solo filmaba con el fin de compartir este patrimonio de la humanidad con todos mis amigos (mucho de ellos católicos).
Durante mi estancia tuve ocasión, además, de comprar un video para mi amigo el Obispo emérito de Azul Miguel Ezaine. Pasada mi discusión con el fraile Mario, y llegándome a conocer, no retrocedió ni un centímetro en sus convicciones pero, me envió a consejería a hablar con un compatriota, el fraile Eduardo.
Me comuniqué con él, solicitándome 10 minutos de espera, tras los cuales vino a mi encuentro. Le conté mi episodio con el Fraile Mario y este me aseguró de que no había forma de convencer al fraile Mario respecto de que los visitantes puedan filmar y publicitar el lugar. Me dijo, y cito textual: -Eduardo, vas a poder filmar todo lo que quieras. Incluso, aquello que no creíste que podrías filmar.
Assisi, consta de 2 capillas, una encima de la otra. Llegando a la nave principal, no obstante no estar permitido el uso de cámaras con flash o filmadoras, Eduardo me permitió registrar el lugar. Recorrimos todas las catedrales fotografiando y filmando. Me invitó a pasar al comedor y, a continuación, a la parte superior donde se encuentran la habitación y capilla privada del Papa.
Abrió la puerta del aposento papal, en ese momento Juan Pablo II, filmando la habitación por completo. Que, por otro lado, era un alojamiento modestísimo compuesto de: 1 cama de hierro de 1½ plaza, 1 mesa (sobre la cual descansaba una jarra con agua) y 1 silla. Siendo este lugar el único sitio vedado a la RAI para la realización de su documental.
Lo más interesante, en esta parte del recorrido, fue cuando me pidió la cámara filmadora y me dijo: -Eduardo, acostate que te voy a filmar durmiendo en la cama del Papa. Bajo ningún concepto lo acepté, y le expliqué que lo que yo filmaba llegaba a personas muy católicas, entre ellos obispos y sacerdotes que, siendo yo ateo, podían interpretar esto como una ofensa.
Años atrás hubo un terremoto importante en Assisi que afectó a parte de las pinturas del Giotto provocando su derrumbe. Leí la publicación de un diario donde las autoridades de Assisi pedían a todas aquellas personas que, habiendo visitado las instalaciones, pudieran acercar material fotográfico. Inmediatamente, llamé telefónicamente al Fraile Eduardo informándole acerca de todo el material, incluso fílmico, en mi poder. Que, sí lo consideraba pertinente, procedería a su envío.
Agradeció mucho mi comportamiento y, tiempo después, estaba yo almorzando con mi esposa cuando, suena el teléfono que ella atiende de inmediato y me dice: -Eduardo, ¡¿Me parece que te llama un cura?!- Atiendo, y quedo sorprendido al oír que, quién me llamaba, era el Pior de la Catedral de Assisi, para agradecerme infinitamente por la colaboración que había prestado para poder reconstruir esa nave. Me dijo: -Eduardo, nuestra congregación te invita a venir a Assisi como nuestro huésped de honor. Nosotros sabemos como piensas pero no nos interesa. Queremos verte a ti.
Le prometí que sí alguna vez viajaba a Florencia, tendría el honor de visitarlos.
A mi llegada tuve un experiencia lamentable con un fraile muy anciano, español, muy reaccionario y franquista. Se enojó muchísimo impidiéndome continuar la filmación por el hecho del faltarle el respeto. Le hice notar que la RAI había realizado con anterioridad, un documental "La Colinas del Salvador", teniéndo este último fines comerciales. Yo solo filmaba con el fin de compartir este patrimonio de la humanidad con todos mis amigos (mucho de ellos católicos).
Durante mi estancia tuve ocasión, además, de comprar un video para mi amigo el Obispo emérito de Azul Miguel Ezaine. Pasada mi discusión con el fraile Mario, y llegándome a conocer, no retrocedió ni un centímetro en sus convicciones pero, me envió a consejería a hablar con un compatriota, el fraile Eduardo.
Me comuniqué con él, solicitándome 10 minutos de espera, tras los cuales vino a mi encuentro. Le conté mi episodio con el Fraile Mario y este me aseguró de que no había forma de convencer al fraile Mario respecto de que los visitantes puedan filmar y publicitar el lugar. Me dijo, y cito textual: -Eduardo, vas a poder filmar todo lo que quieras. Incluso, aquello que no creíste que podrías filmar.
Assisi, consta de 2 capillas, una encima de la otra. Llegando a la nave principal, no obstante no estar permitido el uso de cámaras con flash o filmadoras, Eduardo me permitió registrar el lugar. Recorrimos todas las catedrales fotografiando y filmando. Me invitó a pasar al comedor y, a continuación, a la parte superior donde se encuentran la habitación y capilla privada del Papa.
Abrió la puerta del aposento papal, en ese momento Juan Pablo II, filmando la habitación por completo. Que, por otro lado, era un alojamiento modestísimo compuesto de: 1 cama de hierro de 1½ plaza, 1 mesa (sobre la cual descansaba una jarra con agua) y 1 silla. Siendo este lugar el único sitio vedado a la RAI para la realización de su documental.
Lo más interesante, en esta parte del recorrido, fue cuando me pidió la cámara filmadora y me dijo: -Eduardo, acostate que te voy a filmar durmiendo en la cama del Papa. Bajo ningún concepto lo acepté, y le expliqué que lo que yo filmaba llegaba a personas muy católicas, entre ellos obispos y sacerdotes que, siendo yo ateo, podían interpretar esto como una ofensa.
Años atrás hubo un terremoto importante en Assisi que afectó a parte de las pinturas del Giotto provocando su derrumbe. Leí la publicación de un diario donde las autoridades de Assisi pedían a todas aquellas personas que, habiendo visitado las instalaciones, pudieran acercar material fotográfico. Inmediatamente, llamé telefónicamente al Fraile Eduardo informándole acerca de todo el material, incluso fílmico, en mi poder. Que, sí lo consideraba pertinente, procedería a su envío.
Agradeció mucho mi comportamiento y, tiempo después, estaba yo almorzando con mi esposa cuando, suena el teléfono que ella atiende de inmediato y me dice: -Eduardo, ¡¿Me parece que te llama un cura?!- Atiendo, y quedo sorprendido al oír que, quién me llamaba, era el Pior de la Catedral de Assisi, para agradecerme infinitamente por la colaboración que había prestado para poder reconstruir esa nave. Me dijo: -Eduardo, nuestra congregación te invita a venir a Assisi como nuestro huésped de honor. Nosotros sabemos como piensas pero no nos interesa. Queremos verte a ti.
Le prometí que sí alguna vez viajaba a Florencia, tendría el honor de visitarlos.
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| Eduardo Manuel Gimenez Piloto aviador |
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