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miércoles, 15 de noviembre de 2017

Segunda escala en China

El primer día en Beijing al regreso de Korea del Norte, visitamos un recorrido extenso por toda la ciudad con Yaky para regresar al hotel y prepararme para ir concurrir a uno de los restaurantes especializados en el plato característico del lugar: pato laqueado. Un restaurante ubicado en una de las principales avenidas de Beijing, en el quinto piso, además era muy concurrido, a tal punto que cuando llegué que debía esperar mi turno, para lo cual fui invitado a pasar a un inmenso salón, donde me sirvieron un exquisito té hasta que llegara mi turno.
Cuando llegó ese momento, la misma persona que me acompañó al salón, me fue a buscar para llevarme al comedor. Antes del plato principal me sirvieron una serie de exquisiteces típicas de china en pequeñas cantidades para degustar, previo a que un somelier, me trajera la carta para que eligiera el vino. Me aconsejó para ese plato un vino francés de la zona de Burdeos.  En un momento apareció un chef con una mesa rodante, y empezó su trabajo de filetear el pato. Si bien era un plato que ya conocía, cabe destacar que es un manjar, por la forma y la preparación, que bien vale su costo, sin embargo, los gustos y los placeres no tienen precio. Antes de retirarme, felicité al personal, que tan solícitamente me atendió. 

Salí de este restaurante, con la convicción que encontraría un taxi a la salida de inmediato, pero no fue así, pregunté a algún transeúnte por una parada de taxi y me señalaron hacia una dirección, fui caminando hasta allí y no la encontré. Como soy muy precavido, siempre que viajo lo primero que solicito es un mapa de la ciudad, y marco la ubicación del hotel donde esto hospedado, y también lo había hecho con el lugar del restaurante que había visitado. Seguí caminando por esa inmensa avenida, no encontraba ni encontré taxi, y los que pasaban no paraban.... Hasta que después de casi dos horas de caminata, parado en las vidrieras para estudiar el mapa, por fin me topé con el hotel, terminó siendo un episodio risueño.

Al día siguiente, Yaky me pasó a buscarme por el hotel y nos dirigimos a uno de los lugares más solidarios de China, que tuvieron los dirigentes, al pensar en los millones de personas que por distintas causas jamás podrán viajar por el mundo. Entonces construyó lo que se conoce como el Parque Mundial, en una extensión importante, donde se montaron todos los edificios más importantes del mundo, que es visitado por millones de chinos y turistas que llegan allí. Aunque hay que reconocer no está muy divulgado ni publicitado.

Después de esta visita, que es como una caricia para el espíritu al verle el rostro de alegría de los niños y los jóvenes que visitan este lugar. Personalmente, aunque y lo había visitado en otra oportunidad, me siguió sorprendiendo el edificio de la Catedral de Catedral de Notre Dame, a orillas del Rio Sena, la Plaza Roja con la Catedral de San Basilio, El Vaticano, entre otros por su gran realismo.  


Al terminar la visita del Parque Mundial le pedí a Yaky que visitáramos el Teatro Nacional de Beijing. Está ubicado sobre el lecho de un lago artificial en plena ciudad, que una vez que se terminó de construir la estructura de titanio, se llenó de agua, por lo tanto, parte del mismo está cubierto a tal punto, que popularmente se le llama el huevo. El teatro puede acoger hasta 6.500 personas en sus 200.000 m² de superficie, además de funcionar adentro del mismo, siete salas más.  El mismo, se inauguró con una obra en honor al bambú, el alimento predilecto del oso panda. 

Me despedí de China visitando la casa de los príncipes, una calle peatonal muy concurrida. Cuando cayeron las dinastías, los príncipes fueron desalojados de los palacios, y alojados en ese lugar. Hoy en día se alzan edificios, shoppings, grandes comercios importantes y restaurantes. Casi al finalizar, en dirección a la avenida Thianamen, en los laterales de las calles de los príncipes se pueden observar negocios gastronomía al aire libre que ofrecen las comidas más exóticas. Y al caer la noche se levantan grandes cantidades de puestos ambulantes que cocinan desde cucarachas, escorpiones y es la delicia de los chinos. Además durante el paseo se pueden observar esculturas de diferentes oficios que se realizaban en la calle y que hoy en día queda solamente el recuerdo.

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