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miércoles, 12 de febrero de 2014

El admirable valor de los vietnamitas


                Después de conocer el monumental mausoleo de Ho Chi Ming y la casa particular del héroe, a cuyo costado se encuentra el bunker desde el cual dirigió la guerra y se resguardó de los intensos bombardeos a los que fue sometida Hanoi, visité el Museo de Armas utilizadas durante la guerra contra Norteamérica.
                Hanoi tiene varios lagos importantes, alrededor de los cuales la gente camina mientras ofrece su mercadería especialmente a los turistas. Un viaje en taxi de quince minutos cuesta cuatro dólares, pero hay que soportar el continuo tocar de bocina para pedir paso o esquivar a motos, autos o peatones.
                Después de visitar Vietnam y salir ileso del tránsito, puede decirse que uno está inmune contra accidentes en cualquier lugar del mundo.
                Desde Hanoi me dirigí por dos días a visitar la Bahía de Ha Long, un lugar de una gran belleza y muy especial para navegar y ver sus grandes grutas. Tuve oportunidad de estar en la mayor, que es imponente y se parece al terreno lunar. Durante la guerra, los vietnamitas la utilizaban para guardar pertrechos de guerra y municiones. Eso da la pauta de lo grande e importante que es. Para llegar a ella se accede por medio de una escalera de más de cuatrocientos escalones.
                Almorzamos en el velero productos del mar, como langostinos y langosta, con un buen vino francés, para regresar por la tarde y comenzar a ver las primeras luces de la ciudad. De regreso en Hanoi, al otro día tuve la oportunidad de conocer la Central Hidroeléctrica más grande de Vietnam, que genera el ochenta por ciento de la electricidad que consume el país, y que fue donada íntegramente por la Unión Soviética. Hasta los operarios vietnamitas que trabajaron en ella eran contratados y pagados por la URSS. Esa central tiene ocho turbinas y está construida en medio de la montaña.
                Estuve también en lugares muy apartados, en el medio de la selva y la montaña donde habitan comunidades campesinas que se dicen son los primeros pobladores de Vietnam. Viven del cultivo de arroz, sus casas son como grandes galpones colocados sobre pilares de madera y abajo viven los animales, es decir, cerdos, vacas, etc. Usan elefantes para trabajos en el monte. El piso de esas casas es de tablas de cañas de bambú, no tienen muebles y comen y duermen en el piso sobre una estera. No usan dinero y el comercio es en base al trueque. De aquí volví a Hanoi y luego viajé a Dien Bien Phu. A este lugar se puede llegar por avión en una hora o por carretera recorriendo 450 Kms., pero el viaje dura casi dos días por las condiciones de la carretera. Fue intensamente bombardeado por los yanquis, que casi lo destruyeron por completo y además por el terreno de montaña.
                Lo primero que se hace al llegar a Dien Bien Phu es visitar el Cementerio Vietnamita, mejor dicho el principal de cinco cementerios que están en la propia ciudad, para rendir homenaje a los soldados vietnamitas. En Dien Bien Phu hay nada menos que 25 mil soldados enterrados. Las tumbas son anónimas, pero sobre la pared de un cobertizo están los nombres de cada soldado y del lugar de donde era.
                Solamente hay dos tumbas identificadas que pertenecen a soldados que murieron en un acto de extremo heroísmo. Uno de ellos ante la imposibilidad de silenciar una ametralladora francesa, se fue deslizando entre la maleza y luego se avanzó sobe el arma y con las granadas en su cuerpo estalló todo y así sus compañeros pudieron tomar ese puesto.
                En el otro caso, unos guerrilleros iban empujando un cañón hasta la cima de una montaña y sorpresivamente se cortó la cuerda que utilizaban para arrastrar el mismo; entonces uno de ellos, para evitar la pérdida de esa pieza se arrojó debajo de las ruedas evitando el deslizamiento y frenando su caída. Quedó despedazado por las ruedas y las piedras. Esos son los dos únicos casos que están identificados.
                También recorrí todos los lugares en manos de los franceses desde el puesto de mando del General Decastries. Todas las demás posiciones todavía están en el mismo lugar que hace 45 años. Son piezas de artillería y tanques, muchos de ellos destruidos por efecto de los tanques vietnamitas, pero permanecen ahí como fieles testigos de lo que fue esa guerra.
                En una colina, frente al puesto de mando, los vietnamitas perdieron dos mil soldados debido a la gran fortificación y poder de fuerza de los franceses, era casi imposible llegar a ese lugar sin tener que pagar un precio muy alto.
                Los vietnamitas, ante la imposibilidad de llegar, idearon un plan que consistió en hacer un túnel de casi dos kilómetros al costado de las fuerzas francesas, pero muy cerca de ellos. Les costó casi dos meses y al terminar la excavación colocaron 960 kilogramos de dinamita, sellaron parte del túnel y luego la hicieron explotar. Dicen que fue tan impresionante esa explosión que los franceses no reaccionaron y esto fue muy bien aprovechado por los guerrilleros que tomaron varios puestos.
                Al otro día viajamos casi cuatro horas para hacer 45 Km y llegar al puesto del General Giat. El camino es realmente impresionante, por lo peligroso para transitar, ahí sí que si no se tiene un vehículo 4X4 no se puede acceder, también allí está todo como era entonces, una casa pequeña con dos habitaciones, una utilizada como sala de reunión y otra como dormitorio del general Giat, con una litera y una mesa de luz muy precaria, la sala con una mesa y bancos y al lado el refugio. Los franceses nunca pudieron saber el lugar desde donde Giat dirigía la guerra.
                Al regreso de la montaña y ya llegando a la ciudad, unos 8 Km, antes y al costado del camino observo un monumento importante y pregunto el porqué del mismo.
Es en recordación y homenaje a 444 personas que vivían en una aldea cercana a Diem Bien Phu. Era una aldea Thai, quienes, como lo dije anteriormente, son los primeros pobladores de Vietnam.
A medida que escuchaba el relato del guía, filmaba y tomaba fotos. Me parecía imposible lo que estaba escuchando: el general francés Decastries, en un acto demencial, hizo construir una empalizada y alambró todo el perímetro. Luego introdujo en el mismo  444 personas, en su mayoría hombres, mujeres muy jóvenes y niños- hombres jóvenes no había, pues todos estaban peleando- luego dio la orden y aparecieron los aviones Curtis C47 provistos por los EE.UU y bombardearon ese lugar, donde murieron todos.





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