Carlos Ruckauf: el extraterrestre

La Plata, 18 de julio de 2001

Señor Gobernador de la Provincia de Buenos Aires
Dr. Carlos F. Ruckauf
S             /             D


De mi mayor consideración.

Me dirijo a Usted, y permítame hacer una serie de consideraciones. Desde hace ya bastante tiempo que vengo escuchando declaraciones suyas que han motivado en mí un estado de perplejidad.
En todas y cada una de sus manifestaciones Usted se maneja y habla como si en estos últimos años hubiera vivido en otra galaxia. Voy a ayudarlo a regresar a este planeta sin necesidad de instrumentos sofisticados de navegación ni con el apoyo del centro espacial de la NASA de los E.E.U.U. ni de BAIRCONU de Rusia. Solo lo haré refrescándole la memoria.
Comenzaré recordándole que Usted formó parte de un gobierno como Ministro de Trabajo en el que tenía que convivir políticamente con uno de los personajes más siniestro de ese gobierno y que llamaba José López Rega y de otro no menos conocido como Celestino Rodríguez, autor de la famosa devaluación conocida como el “rodrigazo”. Y que dio pie a la instauración en el país de la más sangrienta dictadura genocida.
Con el advenimiento del menemismo Usted fue hombre funcional de ese gobierno, como Ministro del Interior durante su gestión, el país se vio ensombrecido por la voladura de la Embajada de Israel y de la AMIA. En cualquier país civilizado y serio los funcionarios encargados de la seguridad inmediatamente hubieran renunciado a sus cargos, en cambio Usted quedó atornillado a su asiento ministerial y hasta el día de hoy no se conocen el autor o los autores de semejante hecho terrorista.
Luego, no sé si como un premio o qué, fue designado Embajador en Italia. Y salvo como gestor de jubilaciones para italianos residentes en Argentina y algún negocio que otro, que además han merecido rechazos y juicios pendientes por coimas, no le conozco.
Como si esto fuera poco, Usted llegó por otro premio a ser Vicepresidente de la Nación del ahora detenido por “supuestas” graves irregularidades en la venta de armas a países que sostenían conflictos bélicos y que este país, el suyo y el mío, era Garante de Paz. Durante la era menemista se implementó el mayor desguace de la Nación con el famoso slogan “Achicar el Estado para agrandar la Nación”, slogan de los tristemente conocidos y socios del menemismo como fueron los Alsogaray, los Alemann y los Neustad, que sólo sirvió para empobrecer al pueblo argentino y enriquecer a cientos de funcionarios con las jugosas coimas que cobraron.
Seguramente ya sé que pensará y dirá “este es un Radical”, totalmente equivocado. Jamás podría pertenecer a un partido que masacró a obreros como ocurrió en la Semana Trágica con los trabajadores de “Vasena” y con los asesinatos por fusilamientos de los peones de las estancias de la Patagonia, por el sólo hecho de reclamar mejores condiciones de trabajo y una vida más digna.
Considero muy bien que comiencen a hacer economía, pero me parece un poco tarde. ¿Recién ahora se dieron cuenta?. Usted lleva casi dos años al frente de esta provincia. Ha nombrado a más de tres mil funcionarios, han continuado con la misma fiesta de hace diez años. Y resulta que ahora la factura de esa festichola la tenemos que pagar quienes no fuimos invitados, ni siquiera participados.
Mientras le retaceaban, y aún lo siguen haciendo, el apoyo a los Hospitales y las Escuelas que subsisten gracias a las cooperadoras, destinan cuantiosas sumas a la Subsecretaría de Deportes, un remedo y copia fiel de la Juventudes hitlerianas de la Alemania nazi, usada para el clientelismo político y como trampolín para apetencias personales.
Creo que ahora puede llegar a “sentirse realizado” si llega a estampar su firma en la nueva moneda con los que pagará a proveedores y servidores públicos. Completando así el “set de firmas” que inició con las tan mentadas zapatillas.  También obra en mi poder un mapa de la Provincia de Buenos Aires que según reza es una colaboración del Gobierno de Cataluña (España) con motivo de los 175 años de la Dirección de Geodesia de esta Provincia. Si consideramos que es un regalo de Cataluña, no concibo el porqué de su firma en él. A menos que este gasto lo hubiere sufragado de su propio peculio. De todos modos resulta muy poco ético.


Sin otro particular, aprovecho la oportunidad para saludar a Usted con la consideración más distinguida.







Eduardo M. Giménez M.